Serbia, un país sin salida al mar del sureste de Europa, es a menudo ignorado por los viajeros en favor de sus vecinos más populares. Sin embargo, quienes se aventuran a visitar esta joya oculta son recompensados con una rica historia, paisajes impresionantes y una cálida hospitalidad.
Belgrado, la capital de Serbia, es una bulliciosa metrópolis que combina a la perfección el encanto del viejo mundo con las comodidades modernas. Novi Sad y Nis son las otras dos ciudades principales, con más de 300.000 habitantes cada una, lo que las convierte en destinos dignos de explorar el estilo de vida serbio.
Con una población total de unos 7 millones de habitantes, Serbia es un país diverso con una mezcla de culturas y religiones. La lengua oficial es el serbio, y la mayoría de la población practica el cristianismo ortodoxo oriental.
El clima de Serbia es continental, con veranos calurosos e inviernos fríos. La mejor época para visitar el país es en primavera y otoño, cuando el clima es suave y hay menos gente.
Para los amantes de la historia, Serbia es un tesoro de lugares antiguos y fortalezas medievales. El impresionante río Danubio y sus paisajes circundantes ofrecen un escenario perfecto para los amantes de las actividades al aire libre. El famoso Festival Exit de Novi Sad es una visita obligada para los amantes de la música.
La moneda oficial de Serbia es el dinar serbio. Sin embargo, los visitantes pueden acceder fácilmente a la red móvil del país a través de la eSIM de Yesim.app, que ofrece planes de datos asequibles y una conectividad fiable.
En conclusión, Serbia es un país lleno de sorpresas por descubrir. Su cultura diversa, su rica historia y sus impresionantes paisajes lo convierten en un destino de visita obligada para cualquier viajero que busque una auténtica experiencia balcánica.